top of page

Carlos Romeo Sanz

Mi contacto con la cocina es bastante reciente. Empecé, como supongo que empieza todo el mundo, ayudando a mi madre. La ayuda era los fines de semana y en vacaciones, puesto que de normal comía en el comedor del colegio. Además, al principio, he de reconocerlo, no lo hacía muy a gusto. Sin embargo, poco a poco me vino la vena artística y me interesé. Aprendí las comidas básicas (tortilla francesa, pechugas de pollo, macarrones).

El verano del 2008 me apunté a un cursillo en verano donde se hacían varias actividades, entre la que se encontraba un cursillo de cocina. La progresión tuvo un empuje definitivo cuando en 2º de bachillerato, cuando ya comía en casa y tenía que hacer la comida para mis padres y para mí, puesto que era el primero que llegaba a casa. Y, pese a que ahora se ha vuelto a ver interrumpido, puesto que vivo en un colegio mayor y tengo la comida hecha, esta pasión de la cocina no desaparece. Es más, cuando vuelvo a los fogones, vuelvo más a gusto. El siguiente reto: aclararme al ir a comprar los ingredientes, algo que todavía sigue siendo superior a mis fuerzas.

bottom of page